sábado, 19 de mayo de 2012
EL CHUCHO
EL CHUCHO
del libro "Las historias del abuelo" de César Mejía Lozano
En Chalapampa Alto, en los límites con Cuñacales Alto, se encuentra el Cerro El Chucho –hoy Cerro Pan de Azúcar- de forma cónica a manera de un seno femenino.
Cuentan nuestros abuelos que en la época de los gentiles, vivía allí un hombre ambicioso, muy despreciable y de costumbres malévolas. Era muy rico y ambicionaba tener mucho más.
Un día llegó la sequía y con ella la hambruna, la gente clamaba por lluvia y alimento. Los campos se secaron, el verdor desapareció de la faz de la tierra. La gente moría de hambre, mientras el hombre rico gozaba de buena comida, cuentan que hasta sus perros disfrutaban de deliciosos manjares.
Los cánticos y los ritos sagrados no descansaban, eran el pan de cada día, pero la sequía continuaba. Nunca nadie vio morir de hambre a tantos niños y ancianos.
De pronto se oyó un estruendo, el suelo se partió y de sus entrañas la tierra dejó ver un “chucho” (seno femenino), la gente corría a beber leche, cargaban a sus hijos y ellos se prendían del “chucho” y bebían hasta hartarse. ¡Es la pachamama! Gritaban de felicidad ¡La madre tierra nos amamanta con ternura!
Entonces el hombre rico tuvo mucha cólera, la ira parecía reventar sus ojos, no concebía la idea de que la gente se alimentase del “chucho” de manera gratuita, lo van a secar, se decía para sí y como el “chucho” había aparecido en su terreno lo cercó con espinas y caracashuas y colocó a cuatro perros bravos en torno a él.
La gente no podía acercarse al cerro y se lamentaban sin hallar consuelo, el corazón del hombre rico estaba duro y sin ninguna posibilidad de ablandarse. Del cerro salía la leche en gran abundancia y se discurría por las chacras vecinas, cuentan que los perros guardianes no bebieron de dicha leche y por arte de magia perdieron el olfato, luego se quedaron inmóviles y ni siquiera se atrevían a ladrar, el hombre ambicioso mató a los perros y se apostó en un lugar estratégico para cuidar que nadie entrase a su terreno a beber la leche del “chucho”.
La gente decidió emigrar a otros lares en busca de alimento, pues las chacras estaban secas y sin posibilidades de mejorar; pasado dos días ya nadie quedaba en Chalapampa, solo se divisaba allá en lo alto del cerro el “chucho” al hombre rico, armado y vigilante lleno de egoísmo. Como no dormía ni comía por cuidar el cerro, un día cayó fulminado y nunca se levantó, la vida se le fue en un santiamén.
La leche estuvo discurriendo por todos lados durante mucho tiempo, regando y alimentado todos los campos del lugar, hasta que un día se secó. Cuando los habitantes regresaron encontraron un bello paisaje, lleno de verdor, la leche derramada había inundado los campos y estos habrían producido un buen pasto. El panorama ahora presentaba amplios pastizales, muy apropiados para la ganadería. Desde entonces, en Chalapampa Alto, nunca falta la leche; todos los días se observa a sus lecheritas bajar al pueblo ataviadas con sus quipes. Cargan sus galoneras de buena leche y ya no sufren como antes.
Por su parte el Cerro el Chucho nos contempla desde lo alto con serenidad y melancolía. Los moradores le guardan respeto pues el esplendor de hoy se lo deben a él, al prodigioso cerro El Chucho, fuente de riqueza y bienestar.
PREGUNTAS Y TAREAS:
1. ¿Quiénes son los personajes de esta historia?
2. ¿En qué lugar sucedieron los hechos?
3. ¿Qué opinas de la actitud del hombre rico?
4. Averigua el significado de la palabra “chucho”
5. Dibuja cuatro escenas de la historia, ubícalas de manera secuencial.
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