MORADA DE MIS ANCESTROS
Tótem milenario
de raíces profundas.
Quienes te profanaron
están un siglo bajo tierra,
pudriéndose.
Tú sigues de pie, colosal.
Surges imponente
lleno de ojos.
Diez mil miradas
y un sólo horizonte,
diez mil almas
y un sólo corazón.
Sólo el viento
conoce tu canto
sólo el viento conoce tu voz.
Guardas la bravura
de mis abuelos
que aún habitan
en las profundidades del caolín
y nos contemplas sonriente
en los colores del arco iris,
cabellos de mama quilla
eternos como tú.
Un ejército de niños
y hombres viejos iremos
a tu encuentro.
Subiremos la colina de tu historia,
traspasaremos la sombra de la indiferencia
y nos fusionaremos a ti,
padre y madre,
en un abrazo de quinientos años
de ternura contenida.
César G. Mejía Lozano
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