BAMBAMARCA
Tienes la edad del trueno y el color de la lluvia en enero.
Estás dormida en el regazo de dos ríos,
que te abrazan y te arrullan
como a una dulce y laboriosa pastorcita,
agotada al final de la jornada.
Caminas lentamente por la historia
con tu bufanda blanca y tu poncho de mil colores;
aquellos, tejidos con cabuya por mama Quilla
detrás del Iskioc a escondidas del taita Inti.
Bambamarca,
en tu tierra reverdea el pasado
y el futuro de tus hijos.
En las mañanas de junio tu sonrisa se dibuja
en la cima de los cerros,
pintando de alegría los colores de la vida,
depositando pedacitos de amor en las manitas de los niños.
Bambamarca, madre eterna.
Madre de mis padres y mis hijos ¡Despierta!
¡Devuélvenos al Q’orillama! cacique inmortal
que nos mira desde el fondo,
que nos mira silencioso
con un ojo lleno de pasado y el otro, de futuro iluminado.
¡Despierta! Madre, hijo y padre ¡Despierta!
Que repiquen las campanas en tu corazón de cóndor,
que sople el viento en tus quenas milenarias
y se extiendan -como ayer- tus encallecidas manos
al ritmo del fuego,
al ritmo del arado,
en los surcos de la vida.
CÉSAR G. MEJÍA LOZANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario