Tintinean huérfanos
mis pasos desgastados
ya no huelen a palmeras los senderos de la infancia,
la tez de la acera es ahora
un sepulturero de sueños extraviados.
Por mi anciana ventana
azulean los siglos de las montañas
devorando atardeceres interminables.
Y en cada una de esas tardes entristecidas
descansa la cristiana memoria de mi abuelo.
He habitado los silencios aprendidos
en tertulias de abanicos
junto al fogón de mi abuela
cuyas manos samaritanas
hornean un pan que no se agota.
Tintinean nostálgicas las risas perforadas
de locos mozalbetes disfrazados de cometas
y ese viento de agosto que elevó mis sueños
infantiles
hoy se estrella taciturno
contra el rostro demacrado
de nuestras viejas casas olvidadas.
(DEL POEMARIO "DETRÁS DEL ESPEJO ROTO")
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