martes, 21 de octubre de 2008

POESÍA



QUISIERA TENER LA PACIENCIA DEL ÁRBOL

Quisiera tener la paciencia del árbol
que muere para el mundo
y renace
en su cumbre interior…
y morir mil veces
y renacer otras mil
y esperar al tiempo, al rayo,
a la sequía.
al monóxido... sin temor,
al hacha... de pie,
con la mirada en el reluciente filo
¡Impávido!
Con la frente en alto.

Y crecer de pie
y de pie llorar
y envejecer de pie
y de pie morir…

¡Ah! ¡Si sólo tuviera el alma del árbol!
sería tan dichoso,
tan firme, tan unigénito
que perdería mi nombre
y me ahogaría ¡tan feliz!
entre la química
de la savia bruta
y la esperanza infinita
de la savia elaborada.

¡Ah! ¡Si sólo tuviera la fe del árbol!
Sería tan fuerte, tan íntegro
que donaría mi sangre al viento
en fotosíntesis eternas
y me abrazaría cada día ¡Tan feliz!
a mi tronco padre
y a mi raíz madre
únicos herederos de mi soledad.


SON DÍAS DE LLUVIA

Son días de lluvia
por todos lados
desde el tejado hasta la estera.

Llueve...
Llueve tanto en estos días...

Llueve
para el que tiene tierra
y para el que duerme en la calle.

Llueve
para el que tiene qué sembrar
y para el que tirita en el pavimento.

Llueve sin cesar
a la sombra del que sufre
al unísono del que llora.

Llueve y hay sequía en el corazón del transeúnte.
Hoy como ayer no lloverá para el mendigo,
no sonará la moneda en el fondo de su pobreza.

Son días de lluvia
en mi corazón de pájaro,
cuyo nido agoniza en la soledad de la acera.

El tarro enmudece,
el pavimento tirita,
pues llueve, llueve torrencialmente y,
aún así
mi alma muere de sed.


TODO ES PRESTADO

Todo es prestado,
antes de irte devuelve todo
hasta el último árbol
que cortarte,
hasta la última gota de agua
que bebiste,
hasta el último átomo de energía
que utilizaste.

Devuelve los rayos al sol,
las brisas al mar,
la fruta fresca al naranjo,
el aroma a las flores,
el verdor a los campos,
el dolor a tu madre,
las astillas al madero,
el fuego a la prehistoria,
devuelve la tierra,
la música,
el aire.

Deja todo en su lugar
pues nada te pertenece.
Purifica el agua
que contaminaste,
descontamina la tierra
que ensuciaste.

Desactiva el odio,
la envidia y el egoísmo
que en algún momento
esparciste.

Desinfecta el espacio
que ocupaste,
es prestado
y ahora en él vivirán
tus hijos
y los hijos
de tus hijos.

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