En estos tiempos de apuro, en que todo se achica, me
arriesgo a escribir en corto.
En los últimos tiempos, la minificción viene tomando fuerza
en los lectores de a pie (también hay lectores de asiento), quienes buscan algo
breve y rápido y yo condescendiente, les doy en la yema del gusto. Aunque, juzgue
usted amigo lector, no es fácil ni escribir ni mucho menos comprender un texto
breve, que, aunque breve contiene todos los requisitos y exigencias que la
literatura valida.
Son tiempos en que los escritores y poetas nos enfrentamos a
la voracidad del chateo y wasap y nos resistimos a creer en la muerte anunciada
del libro y sus bondades, ni mucho menos a pensar que el hábito por la lectura
pueda desaparecer.
Son 40 cuentos breves, algunos de ellos, brevísimos y
sueltos como pulgas en panza de perro,
de allí el título. No hay unidad temática, porque las pulgas no tienen tiempo
para eso, y solo se busca ironizar con temas serios y arrancar – Dios quiera –
una sonrisa en medio de tanta calamidad social.
No se resista, déjese picar por una pulga y sea feliz.
César Mejía Lozano